Factores asociados de la Disfunción Eréctil

1.- Tabaco

El papel del tabaco en la etiología de la disfunción eréctil ha sido evocado a lo largo del tiempo. Sin embargo, fue Forsberg quien primero en 1979 señaló una relación evidente entre impotencia y el tabaco en los individuos jóvenes, a propósito de dos pacientes que rápidamente mejoraron con el abandono del tabaco.

Posteriormente, trabajos de Virag, Morales y Lue vinieron a confirmar de la prevalencia de tabaquismo en la población de varones con disfunción eréctil, pudiendo afirmarse actualmente que los fumadores presentan disfunción eréctil con más frecuencia que los no fumadores, teniendo los primeros una alteración orgánica de las erecciones; lesionándose precozmente sus arterias sexuales, sobre todo si existe uno o varios factores de riesgo arterial asociados.


La acción vasoconstrictora de la nicotina, ejercida sobre las arteriolas intracavernosas, provoca una disminución de la presión en las arterias sexuales. Estas manifestaciones se observan con más frecuencia en los individuos que no tienen otros factores de riesgo asociados y que presentan una susceptibilidad individual muchas veces agravada por la ansiedad de ejecución. Todavía es preciso tener en cuenta que la supresión del tabaco no es garantía de una buena función eréctil. Los resultados serán tanto más positivos cuanto más joven sea el individuo y no hubiera otros factores asociados. En cualquier circunstancia es fundamental el abandono del tabaco en la terapéutica de la disfunción eréctil, tanto en el plano estrictamente médico como en el plano psicológico.

2.- Hipertensión arterial

La presencia de alteraciones sexuales es frecuente en casos de hipertensión arterial, pudiendo considerarse al hipertenso como un individuo con muchas probabilidades de llegar a ser impotente, dado que está bajo una triple amenaza. La hipertensión, de por sí, puede provocar una disminución de la producción de los neurotransmisores de la erección. Las consecuencias arteriales de la hipertensión provocan alteraciones a nivel de la pared arterial y el tratamiento de la hipertensión puede provocar alteraciones en el ciclo eréctil.

El efecto de la hipertensión en la pared arterial es conocido y se ejerce a dos niveles, disminuyendo la elasticidad de las arterias y pudiendo provocar lesión endotelial. La enfermedad hipertensiva provoca, en todas las bifurcaciones del sistema arterial, el “arrancamiento” de las células endoteliales, debido al choque del flujo sanguíneo aumentado contra la pared vascular. Después de cada reparación endotelial, estas zonas de predilatación se vuelven cada vez más propensas a nuevas lesiones endoteliales, dado que en cada caso de lesión endotelial las estructuras expuestas inducen a las plaquetas a tapar la lesión12-14.

Numerosos medicamentos son susceptibles de alterar, a diferentes niveles, la función sexual del hombre. Los antihipertensivos representan la causa principal de las impotencias medicamentosas. Pueden provocar impotencia porque disminuyen la presión de perfusión a nivel arterial hipogástrico cavernoso. Los más usuales son aquellos, como la metildopa o la clonidina, que tienen acción a dos niveles: central con disminución del deseo, y periférico, con dificultad de obtener la erección. Además de los simpaticolíticos (guanetidina, reserpina), de los alfa-bloqueantes, de los IMAO (nicilamida) y de los vasodilatadores (hidralazina); son los betabloqueantes y los diuréticos que, utilizados con frecuencia en asociación, en cerca del 15-30% de los individuos tratados, provocan impotencia. Es necesario tener en cuenta que el antihipertensivo es en muchas ocasiones solamente el factor desencadenante, revelando una lesión latente. Así sucede cuando existen lesiones ateromatosas en las arterias peneanas insuficientes por sí solas para alterar la erección, pero suficientes para causar impotencia cuando se inicia un tratamiento que disminuye la tensión arterial y el débito sanguíneo.

3.- Diabetes

La impotencia sexual afecta a los diabéticos en un porcentaje calculado entre 30 y 50%. Es importante realzar el hecho de que la impotencia se instaura en la mayor parte de los casos, sin haber transcurrido el primer año de evolución de la enfermedad. Sin embargo, cualquiera que sea la causa, la diabetes provoca en un 50% de los casos una alteración de la erección después de diez años de evolución. La causa es multifactorial, con un claro predominio de lesiones arteriales y neurológicas. 

En presencia de lesiones neurológicas no siempre se encuentra lesión arterial. En un estudio35 realizado sobre la prevalencia de los factores de riesgo en 440 individuos con disfunción eréctil, se determinó un porcentaje de 30% de diabéticos y refería que la diabetes es significativamente más común en la población afecta de disfunción eréctil que en la población general, para edades similares.

La microangiopatía diabética provoca una disminución significativa de la luz de las arterias, reduciendo el flujo sanguíneo necesario para la erección. Se debe a la formación de lesiones que afectan no sólo a los microvasos sino también al tejido intersticial envolvente.

A pesar de su alta prevalencia y el impacto indiscutible que tiene sobre la autoestima y la calidad de vida de los hombres, la DE sigue siendo infradiagnosticada, debido al entorno social y cultural que estimulan el miedo y la vergüenza a consultar; hecho desafortunado debido a que en la mayoría de los casos esta entidad tiene un manejo médico exitoso.

El carácter multifactorial de la disfunción eréctil del diabético tiene, en el paciente insulinodependiente, un claro predominio arterial normalmente asociado a lesión neurológica que no es reversible con la normalización de las tasas de glucemia.

4. - Dislipemia

El plasma del hombre y de la mayor parte de los vertebrados contiene lípidos (colesterol libre), que son transportados bajo la forma de partículas globulares solubles en agua, llamadas lipoproteínas porque están asociadas a una o varias proteínas específicas: las apoproteínas o apolipoproteínas. 

El metabolismo de las lipoproteínas es un sistema dinámico complejo. En efecto, continuos cambios lipídicos y proteicos se efectúan entre las diferentes partículas. Estas a su vez son sometidas a la acción de los enzimas. En el hombre se distinguen 4 clases principales de lipoproteínas, según su densidad:
- los quilomicrones
- las lipoproteínas de muy baja densidad: VLDL
- las lipoproteínas de baja densidad: LDL
- las lipoproteínas de alta densidad: HDL

Los estudios realizados han demostrado la responsabilidad de la aterogénesis al colesterol de la LDL, aunque, paralelamente, el colesterol de las HDL actuase como protector. El colesterol total es, por tanto, el reflejo del colesterol en las diversas lipoproteínas, de las cuales dos tienen un papel opuesto en la génesis de las enfermedades vasculares.

El papel de las alteraciones del metabolismo de los lípidos, aislado o asociado, en cuanto a la participación en la organicidad de la disfunción eréctil es importante, aunque menos significativo que la acción del tabaco y de la diabetes.

El colesterol total parece tener un papel superior a los triglicéridos en la patogenia de las alteraciones del metabolismo de los lípidos en la disfunción eréctil. Su tasa con la edad es más elevada en los individuos que tienen un componente arterial en su alteración.

5.- Alcohol

Aunque no es considerado un factor de riesgo arterial, el alcohol ejerce una influencia nociva no sólo en el estado vascular del individuo, sino como contribuyente potencial para desórdenes sexuales.
La ingesta aguda de alcohol puede causar disfunción eréctil, siendo en muchos casos responsable del inicio de un ciclo vicioso de fallo-ansiedad-fallo. Shakespeare, en Macbeth, sintetizó bien el efecto agudo del alcohol: “El alcohol provoca el deseo, pero perjudica el desempeño”.

El abuso diario de bebidas alcohólicas puede causar lesiones hepáticas importantes como la cirrosis y ejercer un efecto tóxico directamente sobre eje hipotálamohipofisario y sobre las gónadas.

A pesar de la alta prevalencia de la DE y el impacto indiscutible que tiene sobre la autoestima y la calidad de vida de los hombres, la DE sigue siendo infradiagnosticada, debido al entorno social y cultural que estimulan el miedo y la vergüenza a consultar; hecho desafortunado debido a que en la mayoría de los casos esta entidad tiene un manejo médico exitoso.

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